En el último día de clase hemos podido contar con la presencia de Marta Martínez, psicóloga del lenguaje, la cual nos ha presentado de una manera dinámica la comunicación y le lenguaje como herramientas básicas para el educador. Resultó ser una charla muy útil y me gustó mucho cómo la llevó a cabo. Disfruté mucho con ella.
El lenguaje es una herramienta de vida.Tenemos la posibilidad y oportunidad de dejar huella en los otros y de contribuir con os demás. El mundo de la educación esta cambiando cada vez tenemos más responsabilidad como educadores hacia los demás y hacia nosotros mismos.
Nuestra competencia como educador se va a nutrir con información continua para “continuo cambio”. La dificultad es la de filtrara la información, ajustarla a nuestras necesidades y criterio. La competencia como la capacidad de movilizar el conjunto de conocimientos, capacidades y habilidades. Construcción de las competencias, se nutren de actitud (contribuir a las personas), de las capacidades (de lo que se me da bien), el desarrollo de habilidades (objetivo de conseguirlo), y de los conocimientos (son herramientas y hay que filtrarlos mucho y hacerlos nuestros), y confiar mucho en nuestra intuición.
La diversidad ha de verse como reto, realidad y gran oportunidad (perdidos en la trampa del laberinto con “grandes intenciones”). Hay unos varemos y objetivos que conseguir, hay mucha diversidad, pero esa grandes intenciones y palabras como el principio de igualdad, etc. Hay que realmente llevarlo a la práctica y al día a día.
Las prisas en Educación, las prisas es nuestro peor enemigo, porque no nos permite pensar y nos lleva por caminos que no son los adecuados para atender las diferencias de las necesidades individuales, las metodologías y dinámicas no ajustadas a los resultados de la investigación de la neurodidáctica. Presión por los contenidos, conocimientos no ajustados al nivel de desarrollo cognitivo de los alumnos. No hay tiempo para que nos aseguremos de que comprenden los que aprenden. Se generan estrategias limitadas de aprendizaje para compensar (aprendizaje bulímico). Los alumnos con un ritmo más lento son sometidos a techos bajos en cuanto a expectativas y adaptaciones curriculares, que obvian la enseñanza de la habilidades básicas y prerrequisitos a los que ya no hay tiempo para atender. No hay tiempo para el enseñar el cómo aprendemos. Al final, lo importante es el resultado (las notas) y nos perdemos el camino “vamos en piloto automático” y no se disfruta del proceso.
La comunicación verbal y no verbal como hilo conductor, esto nos permite transmitir la información y conocimientos, favorecer el aliento (confianza en las habilidades) y la confianza, comprensión de las necesidades mutuas, y facilitar la conexión emocional (por que emoción y razón trabajan juntas, no hay aprendizaje sin emoción).
La construcción del aprendizaje ha de entenderse como el tetris. Los aprendizajes se construyen desde los prerrequisitos sobre estos se construyen las habilidades básicas y luego las más complejas. En los niños con dificultades habrá que trabajar los prerrequisitos para ir construyendo el resto de las habilidades.